Blindar nuestra 'zona gris' del Estado Islámico
- Adrià Huertas Vidal (@adriahuertas19)
- 27 ago 2017
- 3 Min. de lectura

La mayoría de las ‘fobias’ que comparten las personas parte de un mismo miedo, el pavor que tenemos a lo desconocido. El no saber cómo reaccionará algo, de dónde viene, cómo se comporta y qué podemos hacer para combatirlo hace que muchas veces temamos por encima de nuestras capacidades al enemigo. El miedo se combate con información, con conocimiento y predisposición a vencerlo.
Por eso, en un intento de paliar el miedo surgido de los atentados de Barcelona y Cambrils con información sobre el Estado Islámico me he topado con este concepto: ‘zona gris’. Y de repente lo he entendido -que ni mucho menos comprendido- un poco mejor.
La ‘zona gris’ de la que habla el Estado Islámico es la zona de coexistencia de los musulmanes en Occidente. Es decir, es la brecha ficticia que hay entre el radicalismo islámico y la sociedad occidental en el que conviven muchos musulmanes. El Estado Islámico en Siria e Irak (ISIS) tiene una revista de propaganda llamada Dabiq. A principios de 2015, publicaron un número de 12 páginas titulado “La extinción de la zona gris”. La intención de esta publicación no era otra que provocar mediante el terror reacciones violentas por parte de los europeos, tratar a los refugiados e inmigrantes como terroristas y extender así la islamofobia. Tras los atentados en Bruselas, comenzó una campaña en redes sociales con el hasthag #StopIslam que fue divulgada por las múltiples cuentas que posee el Estado Islámico.

A la pregunta por qué ataca el yihadismo a Occidente esta es una de las respuestas. Crear el caos, la confusión y el miedo que provoca el rechazo y el odio hacia el extranjero, que asímismo se siente despreciado por la sociedad y abraza la lucha yihadista que le arropa. Una rueda viciosa y vil que proporciona al yihadismo las riendas de su propio reclutamiento. Con cada atentado yihadista, el Estado Islámico busca hacer más pequeña esa ‘zona gris’ de musulmanes que viven tranquilamente en Occidente. Para ellos solo existe un blanco y negro que lo bipolariza todo y justifica su causa. O estas con ellos o contra ellos. O estas con nosotros o contra nosotros.
No podemos englobar la lucha contra el Estado Islámico en lo que el politólogo, Samuel Huntington, catalogaba como un ‘choque de civilizaciones’. Occidente y Oriente pueden convivir en Europa o al menos debemos aspirar a ello. El conflicto, el choque entre ambas sociedades es beneficioso para una organización terrorista que se alimenta de personas que han sido víctimas de la xenofobia y el racismo. Blindar los vínculos emocionales que tenemos con personas de otras culturas es la mejor arma para combatir el yihadismo.
La imagen de Javier y Silvia, padres de la criatura de tres años que murió en los atentados de Las Ramblas, abrazando emocionados al imán Driss Sallym en Rubí hace más daño a la causa yihadista que los chistes “ingeniosos” de El Cordobés en Twitter. Aunque a ti te ayude para normalizar la situación, hacer cuatro bromas de un chico que representa a la organización terrorista que tiene en jaque a medio mundo, para ellos tu chascarrillos solo son un aliciente más para demostrarte de lo que son capaces.
Aquí, en España, Bruselas, París, Manchester o Niza sabemos vivir en los grises. Aquí ya vivimos muchos años bajo fascismos y radicalismos religiosos que nos dijeron que debíamos elegir o blanco o negro. Y nadie salió bien parado. La ‘zona gris’ que quiere eliminar el Estado Islámico es tierra de paz, de tolerancia, respeto y prosperidad.
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