top of page

Podemos cumple cuatro años

  • José Ignacio Villar (@villarromeroig)
  • 26 ene 2018
  • 3 Min. de lectura

En enero de 2014 nació Podemos. Pablo Iglesias fundó un proyecto político que sacudiría el sistema de partidos en España en tan solo unos meses. La nueva formación quiso recoger desde sus orígenes las reclamaciones del 15-M, el discurso contra la gestión de la crisis económica o el el liderazgo contra la corrupción entre otras propuestas.

Fue en las europeas del mismo año cuando lograron más de un millón de votos en las primeras elecciones a las que se presentaban. Desde entonces, Podemos vivió un imparable ascenso en el que lograron nutrirse de gran parte de los votantes del PSOE e IU para las autonómicas y municipales de 2015. En estos comicios, los de Iglesias se convirtieron en llave de gobierno de comunidades como Aragón, Valencia, Castilla-La Mancha, Extremadura… y consiguieron alcaldías como Madrid, Barcelona, Zaragoza, A Coruña, Cádiz… bajo diferentes coaliciones locales.

Tras el gran éxito alcanzado hasta entonces, el partido buscó usar su poder territorial como lanzadera a las

elecciones generales que tendrían lugar a finales de ese año. Aunque las catalanas de septiembre de 2015 no fueron un gran resultado para la formación morada, en diciembre obtuvieron 69 escaños en el Congreso de los Diputados situándose como tercera fuerza nacional y pisando los talones al PSOE: Podemos superó los 5 millones de votos, quedando a tan solo 400.000 de los de Pedro Sánchez. No obstante, la repetición de las elecciones de 2016 cosechó el primer batacazo del joven partido. La estrategia del “sorpasso” y el “Pacto de los botellines” (la alianza con Izquierda Unida) restaron en lugar de sumar, por lo que se vieron obligados a reconsiderar las líneas de actuación que habían llevado hasta ahora.

Si bien en octubre de 2014 la asamblea ciudadana en el Palacio Vistalegre constituyó los principios básicos y eligió a los líderes nacionales de Podemos, en febrero de 2017 Iglesias reunía de nuevo a sus bases en el mismo lugar para rediseñar el camino de su partido. Vistalegre II supuso la alianza entre los oficialistas y el sector de los Anticapitalistas frente a los “errejonistas”; aquellos que apoyaban las tesis de Íñigo Errejón, que proponía una reestructuración y mayor actividad parlamentaria (Iglesias siguió defendiendo la política en la calle). Errejón perdió las votaciones: Iglesias fue reelegido y los suyos (los oficialistas) lograron la mayoría absoluta de la dirección. Pocos quedan ya del equipo inicial de Podemos: Juan Carlos Monedero o Carolina Bescansa han sido algunos de los que han ido renunciando con el paso del tiempo.

En el punto de mira

Tras este proceso, dos tendencias han caracterizado los últimos acontecimientos y el desarrollo de la formación. El primero de ellos, la importancia y relevancia de su política municipal. Los gobiernos locales de las diferentes marcas de Podemos son los más debatidos entre la opinión pública. No sólo porque ocupen las alcaldías de la mayoría de las ciudades más importantes (como Manuela Carmena en Madrid); sino también por una nueva forma de gobernar que congratula a unos y desata polémicas para otros. La fuerte promoción de los derechos LGTBI, la reorganización de los símbolos (como las retiradas de placas o el cambio de los nombres de las calles) o la política frente a los movimientos okupas, son algunas de las acciones que caldean fuertes críticas a la vez que son elogiadas como modernas e innovadoras.

Por otro lado, la segunda tendencia es lo que las encuestas de los últimos meses y los resultados del 21-D pronostican como un declive. Podemos sufrió una crisis interna en su marca autonómica catalana tras la posición de su grupo parlamentario respecto a la DUI, por lo que se vieron forzados a dejar a los comunes de Ada Colau el liderazgo frente a las elecciones de diciembre tras la aplicación del artículo 155. Al mismo tiempo, Iglesias se enfrentó a los “Anticapis”, ya que algunos de este sector de Podemos reconocieron la Declaración de Independencia. Los sondeos predicen una seria bajada en votos: se verían relegados a cuarta fuerza y perderían en torno a una veintena de diputados en el Congreso.

En definitiva, Podemos se enfrenta en los próximos meses a un período que será determinante para su futuro. Comenzará a definir las candidaturas para los procesos electorales del año que viene, a concretar sus alianzas y coaliciones, y a preparar su discurso y estratagemas con el fin de remontar y volver a amenazar con desbancar al PSOE y erigirse como la principal fuerza de izquierdas en España, además de tratar de conservar las alcaldías en las que ya gobierna.

Commentaires


© 2023 por "Lo Justo". Creado con Wix.com

bottom of page