Grietas en la relación entre el PDeCAT y ERC
- Anna Norte (@annanorte)
- 19 abr 2017
- 3 Min. de lectura

Foto de Julio Carbó | El Periódico de Catalunya
En declaraciones de este martes en El món a RAC1, el coordinador ejecutivo del Partido Demócrata Europeu de Catalunya (PDeCAT), David Bonvehí, rechazó finalmente acudir a los juzgados para averiguar quién había grabado sus polémicas declaraciones en una comida privada con altos cargos del partido el 31 de marzo en Manresa.
En la grabación, Bonvehí aseguraba en una cena con alcaldes y militantes de la comarca del Bages que “si el ‘procés’ acaba mal, presentaremos un candidato autonomista”. Estas palabras del número dos del PDeCAT sirvieron como excusa a los partidos de la oposición en el Parlament para dar por finalizado el ‘proces soberanista’.
Es evidente que la relación entre el PDeCAT y sus socios, no pasa por el mejor momento. Después de meses negociando la futura convocatoria de referéndum y con la sospecha aún, de una posible convocatoria de elecciones este mismo año, las filtraciones de Bonvehí, número dos del partido demócrata, han acabado por dinamitar la sintonía que ERC y el PDeCAT tenían pactada.
Poco se sabe de quienes fueron las personas encargadas de filtrar las “desapropiadas” declaraciones de Bonvehí, solamente que podrían ser dos miembros del grupo municipal de ERC en Manresa. Y es que ¿no estaba totalmente superada la faceta autonomista?, entonces, ¿por qué existe la necesidad de “asegurar” una candidatura autonomista si las cosas fracasasen, en un posible referéndum?

Las declaraciones de Bonvehí impactaron precisamente por ser incongruentes con lo que el partido proclama desde su reciente creación, apartándose claramente de los sectores más unionistas que formaban Convergència y posicionándose sin complejos, a favor de la independencia. El boom mediático ha generado una pérdida de confianza en algunos sectores cercanos al PDeCAT, acusando a estos de mantener una actitud inmóvil e insinuando que tienen un plan B si fracasase el procés, que no se habría explicado a la opinión pública.
Bonvehí ha recalcado una vez más que: “Somos un partido independentista que nunca renunciaremos a conseguir la independencia de este país”. Asimismo, ha querido recordar que el PDeCAT “ha sido siempre el partido más radical en la defensa del derecho a decidir” y ha instado en que aspira a “representar la centralidad, la mayoría catalanista e independentista del país”.
El implicado, ha hecho marcha atrás respecto a judicializar la crisis con ERC, a pesar que considera vital “asumir responsabilidades políticas”. Pero, ¿no estamos dando demasiada importancia a quién y no a qué? Las batallas internas entre las dos formaciones han ocurrido y seguirán ocurriendo, ya que la disconformidad respecto a cómo debe ser gobernado el país es evidente, pero lo que no se puede entender es que se intente culpar al PDeCAT de desleal respeto al ‘procés’, a pesar que hay quien considera que desde ERC se está cosechando una estrategia que consistiría en culparles del fracaso del proceso soberanista.
Por lo tanto, sí deberíamos castigar la guerra sucia de las filtraciones, pero sin alejarnos del nexo en común, que hasta la actualidad es complejo a la par que ilusionante para ambas formaciones, como es el referéndum. Y a su vez, el partido de Marta Pascal, secretaria general del PDeCAT, debería aclarar cuál es la posición que tomarán si el referéndum no fuese posible.
Para reconducir la situación en un grupo parlamentario donde actualmente conviven, tanto el PDeCAT como ERC están intentando controlar la situación y evitar pronunciarse en público, para no afectar el trabajo conjunto en Junts Pel Sí. De hecho, lo más sensato sería que tanto Oriol Junqueres como Carles Puigdemont continuasen manteniéndose al margen de la polémica, creada y compartiendo la hoja de ruta del proceso de Independencia de Cataluña.
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