¿Por qué el Rusiagate está cercando a Trump?
- José Ignacio Villar (@villarromeroig)
- 7 nov 2017
- 3 Min. de lectura

Pasan los meses, y el escándalo de la injerencia rusa en las elecciones estadounidenses de 2016 y sus relaciones desde entonces con la Administración Trump sigue evolucionando. Todas las semanas se publican nuevas noticias, nuevos afectados, nuevas “trampas” que habrían ayudado considerablemente al magnate a llegar a la Casa Blanca.
Si bien hace poco explicábamos en qué consistía exactamente el “Rusiagate”, e incluso si estaba tambaleando la presidencia de Trump, hoy nos vemos obligados a contar como el caso ha seguido enredándose y pone contra las cuerdas al ejecutivo americano.
A mediados de octubre veíamos como el ex jefe de campaña del Presidente, Paul Manafort, era arrestado por el FBI bajo acusaciones de conspirar contra EEUU. Habría mantenido contactos con el Kremlin para boicotear la campaña de Clinton y beneficiar así al proyecto del republicano, cargos que con toda seguridad se aplicarán a más asesores de Trump como ya está ocurriendo.
La investigación de la trama la encabeza el ex director del FBI, Robert Mueller. Sus indagaciones sacuden a la Casa Blanca, que ve como cada vez más miembros del equipo de su inquilino se ven obligados a bajarse del barco tras sus graves imputaciones. La lista no para de crecer, hasta el punto de que familiares del presidente se han visto implicados en el caso.
La situación pone nerviosos a los congresistas republicanos. El año que viene habrá elecciones legislativas, y todo apunta a que para entonces las investigaciones no se habrán cerrado, lo que previsiblemente mermará la campaña del GOP.
Y si bien la derecha americana no tenía suficiente con las profundas averiguaciones de Mueller, la publicación de los “Paradise Papers” aporta aún más pruebas de la relación entre Moscú y Trump. Estos documentos revelan vínculos comerciales entre ambos que podrían haber ayudado a la financiación del marketing político del magnate a través de sociedades offshore, un modus operandi casi similar al de los papeles de Panamá. Una de los principales personalidades envueltas, el actual secretario de Comercio Wilbur Ross (de confianza del Presidente) ha asegurado que en sus inversiones no existía nada inapropiado, y que no hay nada de malo en que sus negocios sean con grandes compañías rusas.
Pero no sólo uno de los hombres más fuertes de Trump se ha visto salpicado. Como ya hemos señalado, su familia también está en el punto de mira. Jared Kushner, asesor y yerno del Presidente habría recibido 850.000 dólares por parte de un fondo de un banco público ruso que ya habría sido varias veces sancionado por los juzgados de Washington.
En medio de todo este caos que agudiza la profunda crisis que se vive en el seno de los republicanos, dentro del Partido Demócrata también se han producido fuertes tensiones. La ex jefa del partido Donna Brazile ha filtrado a los medios que Hillary Clinton amañó las primarias en las que se batió con Bernie Sanders. Según Brazile, Hillary controlaba la cúpula de la formación sosteniendo las grandes deudas que la formación debía, inhabilitando la función imparcial de los altos órganos del partido.
Con un país roto políticamente, los expertos creen que Trump volvería a ganar las elecciones. Según sus datos, mantendría casi intacto el apoyo de las bases conservadoras que le han llevado a la Casa Blanca, a pesar de que su partido está cada vez más lejos de él. La destrucción del Obamacare, el subidón de Wall Street desde su llegada al poder, la reducción del desempleo, o la estrategia de polarización de la sociedad le garantizarían por ahora el Despacho Oval si solo de las urnas dependiese. Pero la posibilidad del impeachment sigue estando presente…
¿A quién más salpican los Paradise Papers?
Esta trama sería aún más grave y estaría mucho más extendida que la de los Panamá Papers. La Reina Isabel II, Juan Manuel Santos (Presidente de Colombia), Xavier Trías (exalcalde de Barcelona), Stephen Bronfman (recaudador en la campaña de Justin Trudeau, Primer Ministro canadiense), ministros brasileños y argentinos, e incluso artistas y grandes empresarios, habrían recurrido a un laberinto de vacíos legales que les permitiría eludir gran parte de sus responsabilidades fiscales.
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