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La DUI y la ramoneta

  • Adrià Huertas Vidal (@adriahuertas19)
  • 13 oct 2017
  • 3 Min. de lectura

En la etapa política del 'pujolismo' se utilizó la expresión "jugar a la puta y a la ramoneta" para explicar el doble juego que la Convergència de Jordi Pujol hacía para salir victorioso de sus negociaciones con el Estado central mientras que contentaba también a sus electores en Catalunya. Algo parecido a lo que hizo el president de la Generalitat, Carles Puigdemont, cuando declaró la independencia unilateral para, seguidamente, suspenderla. Catalunya fue una Estado en forma de República durante ocho segundos.

Aun así, vale la pena detenerse y aclarar que en su mensaje el president no pronunció la expresión "declaro la independencia unilateral" si no que la cambió por "recojo el mandato que las urnas dieron en el referéndum del 1 de octubre". Si el president hubiera pronunciado la primera expresión, aunque después la hubiera suspendido, se enfrentaría a penas de hasta 25 años de cárcel por delitos de sedición. En un discurso tan esperado, Puigdemont supo muy bien qué palabras pronunciar.

La Declaración Unilateral de Independencia (DUI) y su posterior suspensión para dar paso al diálogo se puede interpretar de varias formas. Unos aseguran que la DUI fue un ensayo de Puigdemont para ver la reacción de los independentistas en el caso de que el 'procés' diera un paso atrás. Entre el separatismo hubo discrepancias, pero la postura generalizada fue la de entender la solución del president en favor del diálogo. Otras aseguran que Puigdemont pidió un 'tiempo muerto' viendo la polarización en las calles y las presiones que se reciben desde Europa. Un 'break' para retomar posiciones, enfriar el ambiente y pensar bien una nueva estrategia más azucarada para llevar a cabo la ruptura.

Poco duró la genialidad de la idea de Puigdemont. Hasta qué punto puedes pasarle la pelota para que actúe tu adversario político cuando este se caracteriza por ganar sin mover un dedo. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, hizo efecto frontón y le devolvió la jugada en menos de un día. El líder del PP mandó una carta a Puigdemont pidiéndole que aclarase si había proclamado la independencia o no, y de eso dependería la aplicación del 155. La pelota vuelve a estar en el tejado de Puigdemont que, además, tiene ahora las presiones de sus socios de gobierno, la CUP, y una de las entidades sociales que más aire a dado al procés, la Asamblea Nacional Catalana (ANC).

Diversidad de reacciones en la oposición

Desde la bancada contraría al independentismo del Parlament se vislumbran muchas posturas respecto declaración-suspensión de independencia. La líder de Ciudadanos, Inés Arrimadas, no deja de utilizar la que fue frase del referéndum "volem votar" para pedir unas elecciones autonómicas. Una media trampa en la elección de palabras para el discurso que bien podría llevar a equívoco a más de uno. La tercera fuerza, Catalunya Sí que es Pot, digiere bien la estrategia de Puigdemont. No es de extrañar, puesto que ese 'sí pero no' es la carta más jugada entre los 'comúns' y una de sus líderes, Ada Colau. Desde el PSC se podría decir que se quedan igual. Su líder, Miquel Iceta, sigue sin encontrar una oferta que pueda seducir a los electores. Para acabar, el PPC de Xavier García Albiol sigue las pautas marcadas desde Madrid, que ya es mucho.

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