Los compromisos son para cumplirlos
- Cristina Ruano (@CrisRuanoZ)
- 25 sept 2017
- 3 Min. de lectura

Los 6 países más ricos del mundo -que tienen más de la mitad de la riqueza mundial-, tienen acogidos solo al 8% de las personas refugiadas del mundo. Hay 6 países que acogen a la mitad de refugiados del mundo y que solo tienen el 2% de la riqueza mundial.
El gobierno español se comprometió en 2015 a acoger 17.337 personas que tenían reconocida la protección internacional pero estaban en países que no podían darles seguridad y acogerlas. Representen tan solo un 0,08% de los 21,3 millones de personas refugiadas en el mundo.
De ellas, 1.449 debían llegar desde Turquía, Líbano o Jordania. Ninguna ha llegado desde este último, pero sí desde Líbano (dónde el 20% de la población tiene el estatuto de refugiada) y desde Turquía, por el acuerdo UE-Turquía, que generó un gran revuelo tanto a nivel social como político. Se trata de una política de reasentamiento que viene siendo habitual en numerosos países como Canadá, Estados Unidos, Australia, Noruega o Reino Unido.
El resto, las 15.888 personas que suponen la mayor parte del acuerdo, se esperaban desde Grecia e Italia. Este mecanismo de solidaridad interno de la Unión Europea -la reubicación- responde a la elevada cantidad de personas llegadas a las costas de ambos países en los últimos años.
La evolución del compromiso ha sido bastante desigual para cada categoría: tan solo el 8% de las personas que debían ser reubicadas se encuentran finalmente en territorio español, mientras que cerca de la mitad de los reasentamientos se han realizado. En ambos casos el resultado ha sido de flagrante incumplimiento por parte del gobierno.
Movilización social
La poca predisposición por parte del gobierno para cubrir sus compromisos ha sido clara, hasta el punto de sacar a centenares de miles de personas a la calle en Barcelona el 18 de febrero o unir a cerca de 400 entidades en una campaña de presión para la acogida de personas refugiadas. Desde hace 6 meses VenidYa ha estado denunciando que el tiempo pasaba y las recepciones estaban muy por debajo de lo necesario para cumplir con 17.337 personas.
¿Ha tenido efecto esta movilización? Parece que así es. Desde entonces se ha doblado el número de personas refugiadas que han llegado a los aeropuertos españoles, elevándose la acogida a 1.983 mujeres, hombres y menores.
Orgullo de incumplir
En julio escuchamos a la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáez de Santamaría, prometiendo que el país iba a hacer un “esfuerzo adicional” para acoger 500 personas refugiadas más al mes hasta el final del plazo. El propio Ministerio del Interior nos dice que en ese tiempo, de más de dos meses, se han recibido menos de 500 personas.
Por todo ello, se lanzó la semana pasada “Orgullo de incumplir” por parte de numerosas entidades sociales, denunciando que el gobierno haya alcanzado menos del 12% de la acogida ofrecida inicialmente.
¿Y en Europa?
La UE se había comprometido mediante estos mecanismos con 180.000 personas y ha cumplido con una cuarta parte de ellas. De los 24 países que debían acoger, España se encuentra en el puesto 17. Por detrás tiene, principalmente, a estados que han sido juzgados por el tribunal de la UE por rechazar la reubicación de personas refugiadas. El tribunal ha dictaminado que se trata de una obligación y deben cumplir con ella.
Los 16 países que han acogido a más personas que España tiene una media de acogida del 48% frente a la española del 11%: Finlandia, Irlanda, Letonia, Suecia… todos nos ganan en calidez, en este sentido.
Compromisos de segunda
Las personas que han llegado a España mediante reubicación y reasentamiento proceden mayoritariamente de Siria, donde más del 60% de la población ha sido desplazada, aunque también de Eritrea e Irak, países con más de un 10% de la población desplazada o refugiada. No tienen más opción que dejar su casa.
Sorprende la dejadez del Gobierno en atender estos compromisos cuando el 78% de la población apoya dar refugio a quien huye de conflictos armados. 15.354 personas siguen hacinadas en campos de refugiados en lugar de compartir nuestras ciudades y pueblos. Llevan allí meses y años esperando cerrar este supuesto paréntesis en su vida.
El gobierno español ha dejado bien claro que los compromisos tienen categorías. Hay compromisos económicos que pueden suponer perder 40.000 millones de préstamo a los bancos y hacer reformas constitucionales exprés, y los humanitarios, los de las personas refugiadas, quedan relegados al último plano.
Una vergüenza. Hay compromisos de muchos tipos. ¡Qué tristeza que dejemos sin cumplir los que nos hacen más humanos!
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