Nada será igual ni aquí ni allí
- Adrià Huertas Vidal (@adriahuertas19)
- 27 sept 2017
- 2 Min. de lectura

Al volver a casa de noche una pared antes desnuda de un barrio obrero de Barcelona decía: “Si votar no importara, no estaría prohibido”. Y es verdad. Hay algo más allá en este referéndum del 1 de octubre. Al día siguiente, el resultado configurará no solo los próximos pasos de la política catalana, sino también los de la política española.
Hoy por hoy un referéndum pactado es imposible. De los cuatro grandes partidos del Congreso, solo Podemos aboga por esta vía. Por una parte, PP y Ciudadanos ni se plantean una reforma de la Constitución para reconocer la plurinacionalidad de España. Por otra, el PSOE de Pedro Sánchez sí que aboga pero esta visión pero no quiere oír hablar del derecho a decidir de Cataluña. Aunque se diera el milagro y el PSOE presentará una moción de censura contra Rajoy, el apoyo de Unidos Podemos sería insuficiente. La izquierda necesitaría o el apoyo -no la abstención- de Ciudadanos o el sí de los partidos nacionalistas catalanes cuyo precio de momento es el referéndum pactado. Por lo tanto, si la oposición quiere dar carpetazo a la era Rajoy debe aceptar el referéndum catalán sí o sí.

Les guste o no al resto de partidos del Congreso, la alternativa a Rajoy está en manos de los nacionalistas catalanes. De momento, su función en la cámara baja era reclamar un referéndum al gobierno para que los catalanes decidieran qué quieren ser. Pero si el 1 de octubre los ciudadanos deciden quedarse en España, tanto ERC como PdeCat tendrán que reconfigurar su postura en Madrid. Deberán pensar si continúan poniendo el referéndum pactado como línea roja para pactar o pasan pantalla y favorecen un gobierno PSOE-Unidos Podemos que reconozca la plurinacionalidad de España y reformule la posición de Cataluña dentro del marco autonómico. Contando que las promesas de los socialistas y podemitas continúen siendo las mismas aun cuando los independentistas estén horas bajas.
Además, veremos qué pasa respecto a la coalición de Junts pel Sí tras el 1-O. Si gana el ‘no’, está claro que al referéndum le seguirán unas elecciones autonómicas, pero ¿seguirán yendo juntos PdeCat y ERC? ¿continuará ERC cargando con el lastre de la corrupción del PdeCat? Las posibilidades de que la coalición ambidiestra sobreviva al 1-O son mínimas, puesto que se unieron para crear un frente común por el ‘sí’ en un hipotético referéndum. Una vez celebrado y perdido, cada formación tendrá que buscar su rol en el Parlament de Cataluña y hacer frente por separado a la oposición de Ciudadanos. Y lo que podría ser más importante, ¿sería capaz la derecha del PdeCat apoyar una posible investidura de Pedro Sánchez apadrinada por Unidos Podemos?
Aún así, el encaje de los nacionalistas catalanes en el Congreso se antoja complicado. Los portavoces de PdeCat y ERC, sobre todo de este último, han utilizado un tono muy crítico con el Partido Popular, pero también con PSOE y Ciudadanos. Por un lado, los de Pedro Sánchez, ausente en el hemiciclo, tendrán que ser benévolos con Rufián y compañía. Por otro lado, Unidos Podemos tendrá que ser el nexo entre socialistas e independentistas catalanes si quiere que su anunciado cambio llegue a la Moncloa.
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