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No hay marcha atrás

  • Anna Norte (@annanorte)
  • 22 sept 2017
  • 2 Min. de lectura

El espectáculo en Barcelona y alrededores se ha repetido. El cerco judicial contra el referéndum del 1-O continua. Esta vez han atravesado una línea roja y ahora ya no hay marcha atrás. Han intervenido las finanzas del gobierno, han retirado propaganda electoral, han detenido cargos del gobierno, cartas dirigidas a los miembros de las mesas electorales, como si de delincuentes se tratase. Mientras en la calle se sigue cantando “¿dónde están las papeletas?”, de manera pacífica, alegre, combativa e incansable. Y ya van dos noches seguidas..

La confrontación se ha producido antes de que se celebre el referéndum. La Guardia Civil entró en varias conselleries y detuvo a catorce cargos que supuestamente formaban de la organización que prepara el referéndum.

La convocatoria tenía un precio y lo vimos escenificado por los cuerpos de seguridad del estado. Más los cruceros que aún están por llegar. Pero el resultado de las calles fue más que representativa. No se esperaban una respuesta tan ejemplar. Lo que está pasando y lo que pasará en los próximos días significa que hay opresores y oprimidos, y que la ciudadanía tiene la obligación moral de posicionarse, ya que el silencio significa complicidad. Hay que ser valientes y defender nuestras ideas pero sobretodo la libertad de expresión en este clima emocional tan inestable.

España ha reaccionado con cólera, entrado en una espiral represiva. Parece que no se den cuenta que lo único que hacen es fabricar más independentistas. Van equivocados si creen que así pondrán fin a la voluntad de un pueblo. El 1-O está en las manos de la ciudadanía que salió a las calles y plazas de la mayoría de los municipios de Cataluña. Y deben hacerlo usando las papeletas y las urnas.

Hace tiempo que los que no quieren que nada cambie lo han tenido todo. Ahora nos toca a nosotros, los que queremos cambiar la situación, por justicia y dignidad. Ignorarnos ya no es posible, porque no nos iremos con las manos vacías. Debemos sostener la situación hasta octubre, debemos decidir.

Esta nueva parte del conflicto manifiesta la desigualdad en las relaciones de fuerzas. El gobierno central se ha propuesto impedir el referéndum con todas las medidas posibles. El govern sigue plantando cara y según Puigdemont, queda claro que si el referéndum no se puede celebrar no será porque los dirigentes independentistas se hayan apartado, sino por la fuerza extendida por el gobierno español.

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