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Todo por poner urnas

  • Adrià Huertas Vidal (@adriahuertas19)
  • 12 sept 2017
  • 2 Min. de lectura

En unas semanas en las que hasta los que amamos la política hemos acabado hasta el ‘voto’ de los políticos no puedo dejar de repetirme la misma pregunta: ¿todo por poner urnas? Ambas orillas cruzan sus propias líneas rojas, unos para llevar a cabo el referéndum del 1 de octubre y otros para impedirlo.

El Gobierno de España ha cruzado límites que en otros tiempos atentarían contra la libertad de prensa al ordenar registros en la imprenta de Constantí y el semanario ‘El Vallenc’. Por mucho que la celebración del referéndum al final se lleve a cabo desde la ilegalidad española -no catalana- no podemos llamarlo un golpe de Estado. Aquí nadie obliga a nadie a hacer nada. No se trata de imponer se trata de votar. Solo son urnas.

Lo que se ven en las manifestaciones independentistas cada 11 de septiembre no son tanques ni militares. Se ven familias, se ven padres convencidos de que un Estado catalán es lo mejor para sus hijos. Se ven 'yayos' y 'yayas', en muchos en silla de ruedas o bastón viviendo una nueva juventud política. No hay violencia, no hay imposición. Solo ganas de urnas.

Por su parte, el govern catalán también ha sobrepasado líneas rojas. Algunas no han tenido más remedio que hacerlo y aún así lo han hecho votando en el Parlament. La ley del referéndum y la de transitoriedad jurídica están al margen de la legalidad española, es verdad. Pero, hay un momento en la historia de todo país donde desobedecer es un paso imprescindible para evolucionar. Poco iban a imaginar los independentistas que llegado el momento de votar, no solo tendrían que hacer campaña por el 'sí', si no que además tendrían que animar a los del 'no' a votar y a defender la democracia.

Incluso, los que se encuentran en medio de las dos orillas también han perdido los nervios. La imagen de la diputada de Catalunya Sí que es Pot, Ángels Martínez, retirando las banderas españolas que sus homólogos del PPC colocaron en sus propios escaños fue pasarse de la raya. El ambiente ya estaba bastante caldeado como para enseñar esa imagen errónea de que en el Parlament de Catalunya retiran banderas de España.

La culpa de que cada una de las partes haya traspasado los límites ha sido de la otra parte. Si el govern catalán ha tenido que convocar un referéndum al margen de la legalidad española ha sido porque no se pudo hacer de forma pactada. A su vez, la contundente respuesta del gobierno español es por hacer cumplir la ley. Incluso si me apuras, lo que hizo Ángels Martínez es consecuencia de una dictadura cerrada en falsa mediante una transición en la que se hicieron trampas al solitario. Pero, ¿qué fue antes, el huevo o la gallina? No lo sé. Solo sé que todo es por poner urnas.

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