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Más de una década con la dama de hierro

  • Adrià Huertas Vidal (@adriahuertas19)
  • 4 sept 2017
  • 4 Min. de lectura

Gran amante de la naturaleza, recurre a la jardinería para “evadirse del día a día de la política” y le gusta cocinar los fines de semana mientras escucha música, según comenta ella misma en su página web. Presidenta de su partido, la Unión Demócrata Cristiana (CDU) en el año 2000 y solo cinco años después, Ángela Merkel se convirtió en la primera canciller alemana de la historia. Después de tres mandatos al frente de la primera potencia europea, la ‘dama de hierro’ alemana busca alargar cuatro años más su historia.

Antes de ser la mujer con más poder de Europa fue ministra de Mujer y Juventud y ministra de Medio Ambiente y Conservación Natural en Alemania. Ganó y sustituyó en la cancillería tras las elecciones federales de 2005 a su oponente en las urnas del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Gerhard Schroeder. La octava canciller de Alemania desde la II Guerra Mundial se comprometió en un primer momento a dedicar “todas su fuerzas al bienestar del pueblo alemán”. El Bundestag, la Cámara Baja del Parlamento, aprobó su nombramiento en una votación fácil con 397 votos a favor, 202 en contra y 12 abstenciones.

Desde que se presentó a las primeras elecciones federales, los escaños obtenidos por Merkel en el Bundestag han sido una montaña rusa aunque siempre fue la candidata que más obtuvo. En las primeras elecciones que se presentó, en 2005, consiguió el 35,2% de escaños, en las segundas de 2009 el 33,8% y en las terceras de 2013 el 41,5%.

Crisis económica y migratoria

En su primera legislatura (2005-2009) logró resolver con éxito la crisis económica mundial que estalló en 2008 consiguiendo tranquilizar a los suyos al asegurarles que sus ahorros no corrían peligro. ¿Su solución? Inyectar dinero en la economía, salvar la quiebra a la banca y aplicar unas políticas de austeridad. El paro se situaba en el 6%, el mínimo histórico, Alemania se resistió a la recesión económica y a principios de 2010 su PIB se había recuperado y superado los niveles anteriores a la crisis. En política exterior, Merkel intentó fortalecer la alianza transatlántica con América del norte y aumentar los intercambios con Asia Central.

En cuanto a la crisis migratoria que está ocurriendo en Europa, la decisión de Merkel ha sido abrir las fronteras de Alemania a los solicitantes de asilo, cosa que ha provocado duras críticas dentro de su propio partido. Cosa que ha hecho que la canciller se plantee esta actitud hacía los refugiados de cara si renueva el cargo. Los ciudadanos se pregunta cómo podrá asumir Alemania la cantidad de refugiados que llegan, por lo que solventar esta incógnita se ha convertido en uno de los principales objetivos de Merkel a nivel exterior para su cuarto mandato.

Los desafíos de la Unión Europea...

Más allá de sus fronteras, Merkel tiene todavía mucha tarea pendiente. Con el presidente ruso, Vladimir Putin, negocia la crisis de Ucrania. Con la primera ministra británica, Theresa May, intenta pactar una salida del Reino Unido en la Unión Europeo lo menos dolorosa posible.

La Turquía de Recep Tayep Erdogan se vislumbra cada vez más autoritaria y hace peligrar los pactos antiinmigración (pacto de la vergüenza) que la unión tiene con los turcos. Antes de 2004, Merkel se había opuesto a la entrada de Turquía en la UE como miembro de pleno derecho. En aquel entonces, muchos alemanes compartían esta opinión temiendo un aumento de la inmigración turca en Alemania que podría suponer una carga para el país y un incremento de la influencia islámica dentro de la UE. Hasta que la crisis de los refugiados llegó y la UE vio desbordada su capacidad para afrontar el problema y negoció el conocido como ‘pacto de la vergüenza’ con Turquía para que este hiciese de muro de contención para los refugiados a cambio de acelerar los visados de los turcos que quieren viajar a Europa.

En la Unión Europea Merkel también ha hecho sus ‘pinitos’. En marzo de 2007, el Consejo Europeo presidido por ella aprobó un plan energético obligatorio que incluye un recorte del 20% de sus emisiones de dióxido de carbono antes del año 2020 y consumir más energías renovables para que representen el 20% del consumo total de la UE. En junio de ese mismo año, en el final de su presidencia, Merkel consiguió aprobar el acuerdo que dio origen al Tratado europeo de Lisboa que reemplazó a la fallida Constitución Europea. Por su contribución a este proyecto, la canciller alemana recibió el Premio Carlomagno al europeísmo en 2008.

Merkel siempre se ha mostrado partidaria de un ejército común de un ejército europeo de carácter permanente, pero oponiéndose a su vez a la creación de una Europa ‘federal’. En 2017, tanto ella como el recién elegido presidente de la Francia, Emmanuel Macron, creen en la necesidad de emprender la refundación de la Unión Europea.

… y en Estados Unidos

Y al otro lado del charco, la llegada de Donald Trump a la presidencia de los Estados Unidos hace temblar la estabilidad mundial que tanto le gusta a Merkel. El magnate republicano no ha cumplido todavía un año en el despacho oval y ya ha retirado a Estados Unidos de los principales tratados de comercio y cambio climático que habían vigentes. El tratado de comercio entre Estados Unidos y Europa, el Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), fue rechazado por Trump así como los Acuerdos de París por el cambio climático. En este aspecto, muchos alemanes se siente bien representados con ella ya que la canciller alemana enfrentó al Trump cuando le dijo que quería trabajar con él, siempre y cuando respetara los derechos de las minorías y la oposición.

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