España, entrada de Europa
- Anna Norte (@annanorte)
- 10 ago 2017
- 2 Min. de lectura

Las masivas entradas de subsaharianos a través de la frontera de Ceuta, ya sea a través de la valla o traspasando corriendo El Tarajal, ponen de manifiesto las enormes dificultades para frenar la entrada a quienes huyen de la guerra o de la miseria económica. La presión migratoria sobre España está experimentando los los últimos días un aumento de grandes dimensiones que llega a desbordar las insuficientes medidas de seguridad actuales.
Los inmigrantes recurren a acciones concertadas para ampliar sus posibilidades de éxito, el último caso el desembarco de una patera en una playa de Cádiz. Una estrategia calculada y ejecutada de manera precisa que consiguió el pudieran acceder a territorio español. Que los inmigrantes hayan atravesado la línea fronteriza de manera tan arriesgada y que los agentes de seguridad intentaran frenar la avalancha a base de zancadillas (como lamentablemente estamos viendo repetido últimamente) evidencia errores humanos de seguridad que han de ser gestionados por el Gobierno y el Ministerio de Exterior.
Es claro que el inconveniente no es solo de España sino de toda la Unión Europea. Para imposibilitar que se repitan situaciones parecidas, tanto España como Marruecos decidieron cerrar la circulación de mercancías desde Ceuta a nuestro país, donde cerca de 12.000 vehículos transportan mercancías a diario en la frontera. Es una manera de limitar y garantizar que no se repitan las avalanchas de migrantes dispuestos a saltar a España, para ganarse un futuro mejor. No es la primera vez que se cierra el paso fronterizo a este tipo de actividad, envuelto en constantes problemas por las avalanchas y las muertes de porteadoras.
Tanto Ceuta como Melilla forman parte de la frontera comunitaria, y es por ese motivo que ambos gobiernos deberían poner medidas más firmes para evitar que esta zona se convierta en un paso constante de inmigración ilegal. Pero para eso que deben exigir políticas a nivel europeo y una acción más coordinada desde Bruselas. La presión que sufren países como España, Italia y Grecia es evidente, pero no parece que la situación varíe drásticamente en los próximos meses.
El itinerario por España consta notablemente en el mapa de los inmigrantes como demuestran las cifras; en lo que va de año han entrado en España cerca de 12.000 inmigrantes. Mayoritariamente acceden por vía marítima, fenómeno del que se aprovechan las mafias dedicadas al tráfico de inmigrante en pateras. La gestión de los flujos migratorios requiere una política a nivel europeo eficaz y solidaria y también de recursos económicos considerables. El fenómeno que empuja estas migraciones difícilmente podrá aguantarse con barreras físicas, como las que hay en Ceuta. Es necesario tomar conciencia y planificarestrategias de acogida, y a su vez, de repatriación ordenada en los casos que no tengan derecho a asilo. Pero lo más eficaz para sostener la migración económica, como ya comprobamos anteriormente, es la ayuda al desarrollo en los países emisores y acuerdos de colaboración con los de tránsito. Y en ese caso, es la UE en conjunto la que debe dar ejemplo.
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