España no condena su dictadura, Italia y Alemania sí
- Adrià Huertas Vidal (@adriahuertas19)
- 30 jun 2017
- 3 Min. de lectura

Esta semana hemos conmemorado en el Congreso de los Diputados los 40 años que llevamos de democracia. El Rey Felipe VI, hijo del entonces monarca impuesto Juan Carlos I, dio su discurso en la sede de la soberanía nacional. Lo destacable de su parlamento fue algo increíble, y es que es la primera vez que el jefe del Estado ha descrito como “dictadura” el régimen de Francisco Franco. ¿Increíble no? Hemos tenido que esperar casi medio siglo de democracia, o en eso estamos, para que una dictadura sea reconocida como tal. Aun así, ni en su discurso ni en el de la presidente del Congreso, Ana Pastor, hubo ninguna mención a las víctimas de la dictadura. Igual que en Alemania e Italia vamos. Pero bueno, pasito a pasito.
Hace unos meses veíamos en un vídeo a personas realizando el saludo fascista y cantando el himno del franquismo en el funeral del ministro del Movimiento Nacional, José Utrera-Molina. Su yerno, el exministro de Defensa, Alberto Ruíz Gallardón, estuvo en la ceremonia en la que se cantaron ‘vivas’ a Franco y a Primo de Rivera. Cuando era ministro de Justicia, Gallardón impulso la reforma del Código Penal, que en el artículo 18 señala que “la apología [de ideas o doctrinas que ensalcen el crimen o enaltezcan a su autor] solo será delictiva como forma de provocación y si por su naturaleza y circunstancias constituye una incitación directa a cometer un delito”. Por ello, la Fiscalía desestimó la denuncia de Podemos la escenita en el entierro del exministro franquista, pues parece que vitorear a un dictador, a su régimen del terror, como se hizo ante Gallardón no es en España un delito. Pero, ¿pasa lo mismo con los fascismos de Italia y Alemania?
Rotundamente, no. En los dos es impensable que el gobierno destine 150.000 euros a la organización, si la hubiera, en homenaje a Hitler o a Mussolini como destinó en la legislatura de José María Aznar a la Fundación Francisco Franco. En Alemania sería impensable que un bar tuviese el nombre de ‘Adolf’ en el que se exhibiera todo tipo de simbología nazi. En España no solo es pensable si no que existe. En Ciudad Real hay un establecimiento llamado ‘Casa Pepe’ en el que se puede ver símbolos franquistas y además puedes comprar vino Franco con la imagen del dictador y el lema “no se os puede dejar solos”. En cambio, en Alemania el propietario de un bar en Baviera podría estar condenado hasta tres años de cárcel por tener botellas de vino con la cara de Hitler.
Italia, hasta cuatro años de prisión por la “reconstrucción del partido fascista”
En Italia, realizar el saludo fascista constituye un delito confirmado en el 2016 por el Tribunal Supremo. Bajo la etiqueta de “apología al fascismo” fue regulado legalmente por primera vez en 1952, solo siete años después de la muerte del dictador italiano Benito Mussolini en 1945. En ese mismo año también se prohibió la “reorganización del disuelto partido fascista”.
Desde entonces el artículo 293-bis del Código Penal, sobre los delitos contra la personalidad interna del Estado, castiga la propaganda referida al régimen fascista tanto italiano como alemán y “la simbología y gestualidad del partido fascista y del partido nacionalsocialista alemán y sus relativas ideologías”. Para los casos de “apología del fascismo” y “reconstrucción del partido fascista”, la ley contempla penas de entre seis meses y cuatro años de prisión.
En España, el partido fascista, La Falange, no solo está legalizado, sino que también puede concurrir a unas elecciones. En las últimas elecciones generales de 2016 consiguió 254 votos.
Alemania, de la vergüenza de los errores nace la condena
Las imágenes que se producen en algunos rincones de España el Día de la Hispanidad, en las que se pueden ver símbolos franquistas y vitoreos a los líderes de la dictadura, serían impensables en Alemania.
El país es consciente que la Alemania nazi manchó su pasado de sangre y de la vergüenza por las conductas de sus antecesores en el siglo XX han legislado para prohibir, perseguir y castigar todo tipo de expresiones afines al nazismo. Además, en el artículo 86 del código penal alemán se le suma el profundo ejercicio de memoria histórica impulsado por las autoridades. Una campaña que ha logrado sensibilizar a la sociedad recordando en todo momento los crímenes perpetrados por sus abuelos y que ha permitido que, a diferencia de España, cualquier simpatía nazi sea considerada un escándalo monumental.
Durante los juicios de Núremberg, el Tribunal declaró como una organización criminal al Partido Nacional Socialista Demócrata Alemán (NSDAP) y a sus líderes. Lo prohibió en todo el territorio alemán sancionando la difusión de las ideas nacionalsocialistas y de sus símbolos. Todas las personas afiliadas al NSDAP fueron declaradas como criminales exceptuando a todas aquellas que hubieran renunciado a cualquiera de sus cargos antes del 1 de septiembre de 1939.
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