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Una nueva amenaza para el cambio climático global

  • Anna Norte (@annanorte)
  • 1 jun 2017
  • 2 Min. de lectura

Andrew Harnik | El País

Trump retira a Estados Unidos del Acuerdo de París contra el cambio climático en un movimiento que socavaría profundamente el acuerdo histórico de cerca de 200 países para reducir el calentamiento global.

El pacto climático de París acordado a finales de 2015 fue un logro histórico después de más de dos décadas de esfuerzos fallidos para alcanzar una aprobación mundial sobre el cambio climático. Se convirtió legalmente vinculante un año después, cuando países responsables del 55% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero ratificaron.

Trump ya adelantó desde que era candidato a la Casa Blanca que, si ganaba las elecciones presidenciales, retiraría a Estados Unidos del acuerdo. El pacto de París estableció que los países no podrían abandonarlo durante los primeros tres años y, una vez decidido, no sería efectivo hasta un año después.

Trump ha bautizado al cambio climático como un engaño y llegó a tuitear que el calentamiento global era un concepto "creado por y para los chinos con el fin de hacer la fabricación de Estados Unidos no competitiva".

La señal era indiscutible. Tras el rechazado el Acuerdo del Pacífico y el Tratado de Libre Comercio, el presidente ha continuado con las propuestas de agenda que prometió y que tantos temían. No sirvió de nada la presión de la Unión Europea, ni tampoco de las Naciones Unidas, ni de gigantes energéticos como General Electric y Exxon. Los esfuerzos para persuadir a Trump fueron "muy insatisfactorios", según la canciller alemana, Angela Merkel, quien consideró: "Aquí tenemos la situación de que seis miembros, o incluso siete si quieren añadir la Unión Europea, se oponen a uno".

Las próximas consecuencias de esta decisión serán que Estados Unidos seguirá siendo uno de los grandes países contaminantes, principalmente el segundo por detrás de China y no logrará alcanzar sus objetivos en recortes de emisiones. En el terreno diplomático, Washington ya no podrá asistir a ninguna de las reuniones del grupo de París.

Actualmente, en este milenio, hemos visto clara la advertencia. El año 2014 estableció un nuevo récord mundial de temperatura, que se superó en 2015 y volvió a superarse en 2016. Hemos visto el hielo marino del Ártico desaparecer un registro de ritmo y medir la desintegración de las grandes capas de hielo La Antártida.

Respecto a la actitud de Trump, ninguna línea de discusión en el mundo físico apoya su afirmación, y ninguna autoridad creíble lo defiende. Cada pieza de datos que recogen deja en claro su tontería. Pero no es sólo la ciencia que está explotando. El acuerdo de París era un alto logro de la negociación diplomática, un proceso mucho más desordenado que la ciencia, e implicaba inevitablemente concesiones.

Además, el momento en que el Trump decidió hacer su movimiento, ha sido una oferta para socavar nuestra mejor esperanza de un futuro viable en un intento extraño de restaurar el pasado.

Debemos asegurarnos de que cada líder que titubee con el cambio climático será visto como otro Donald Trump, y asegurarnos de que la historia juzgará más adelante esta acción errónea y preocupante. No sólo porque no tomó en serio el cambio climático, sino también porque no tomó en serio la civilización.

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