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España repite curso en independencia judicial

  • Adrià Huertas Vidal (@adriahuertas19)
  • 13 abr 2017
  • 2 Min. de lectura

No sé qué vamos a hacer con ella. La niña ha vuelto a repetir curso en Europa por culpa ahora de la independencia judicial. Según el Informe de la Comisión Europea de 2016, el 58% de los españoles consideran 'mala' o 'muy mala' la situación de la justicia en España. Lleva arrastrando esta asignatura desde 2015. Encima los profesores de la Comisión dicen que ha pasado de ser el cuarto alumno con mayores suspensos de la clase de la Unión Europea a ser el tercero, solo superado por Bulgaria y Eslovaquia, en materia de percepción de la independencia de la justicia en su país.

Es normal. Cuando España sube a su cuarto a estudiar hace de todo menos estudiar. Le tenemos que cerrar la ventana de su habitación para que no se distraiga. Y si ha entrado una mosca, se entretiene mirándola hasta que encuentra algún movimiento sospechoso que pueda ser acusado de 'exaltación del terrorismo'. La justicia de España se ceba con la mosca haciendo alarde de su capacidad para condenar ataques contra la corona (expresión que siempre me parecido más típica de la ficción de Juego de Tronos que de la realidad de nuestro sistema jurídico), contra la dictadura franquista o el Valle de los Caídos.

Lo peor son las redes sociales. Desde que ahora estudian con el móvil o el ordenador al lado es muy difícil que la justicia española no se ciegue condenando tweets de destrucción masiva. Se entretiene en juzgar twitteros como Casandra Vera o Cesar Strawberry y olvida que el examen va de Urdangarín, Infanta Cristina, Rato o Blesa. La justicia española olvida que el segundo problema de los españoles es la corrupción no es el humor de los tuiteros sino la corrupción. Que un chiste sobre Carrero Blanco no cuesta dinero a nadie, en cambio que Urdangarín no devuelva todo lo que ha robado no solo les cuesta económicamente, sino que no hay ironía del Gran Wyoming que les quita el mal humor al ver que el corrupto en cuestión anda suelto.

Ofensivos o no, los casos de denuncia del humor no dejan de ser una muestra de músculo ridícula de un Estado de Derecho que hace aguas por todos lados. ¿Qué condena habría caído sobre el que fuera portavoz del Gobierno de Aznar, Miguel Ángel Rodríguez, cuando dijo aquello de “lo que le falta a Mas es un fusilamiento, entonces estaría estupendo”? Según el informe de Transparencia Internacional de 2016, España es el país más corrupto de la Unión Europea con un 80%, según el CIS la corrupción es la segunda preocupación que quita el sueño a los españoles. No el tuit sobre Carrero Blanco o el comentario del Gran Wyoming sobre el Valle de los Caídos. Quizá la mejor defensa para Cassandra Vera sea decir que la cuenta de Twitter la llevaba su marido y que ella no sabía nada.

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