Te pido perdón Omran

El primer perdón que te pido Omran Daqneesh es por volver a difundir tus imágenes, pero creo que haciéndolo podré concienciar a algunas personas sobre el horror que vivís. Estoy seguro que si pudieras saber mis intenciones estarías de acuerdo. O a lo mejor no, porque solo tienes cinco años y no sabes por qué está ocurriendo todo aquello que ves. Por qué te enfoca una cámara, por qué todos chillan mientras muchos otros callan.

Ya que ellos no lo hacen, te pido perdón por todos aquellos que han arrebatado tu infancia. Junto a ti, 8,4 millones de niños que también la han perdido en este conflicto según datos de Unicef. Otros antes de que se les derrumbará su casa encima como a ti tuvieron más suerte, unos 6,5 millones de niños tuvieron que abandonar su hogar convirtiéndose en desplazados forzados, pero todavía hay dos millones que se encuentran en localidad difíciles de alcanzar para las organizaciones de ayuda humanitaria.

Te pido perdón por todos aquellos que decidieron por ti. Por los que tomaron la decisión de participar en una guerra con tantos frentes que ni los mayores a veces logramos comprender. Cómo lo ibas a hacer tú. Por los que bombardean diariamente tu localidad, Alepo, de forma indiscriminada. Tú ni eres yihadista, ni rebelde, ni formas parte del ejército de Bashar Al-Asad. Solo eres un niño, al que muchos hombres de corbata o vestidos de camuflaje deberían respetar, pues posees más valor y valentía. Perdónanos también por el 25% de muertes que hubo en el mar entre septiembre y noviembre de 2015 eran menores entre dos y 17 años. Por el escalofriante 5% de bebés de cero a dos años.

Quizás te consuele saber que todavía queda esperanza. El pasado junio había dos millones y medio de niños sirios refugiados según datos de Acnur. En la Unión Europa hay 214.355 niños refugiados que tuvieron suerte y pudieron llegar sobre todo a Alemania, Hungría y Suecia. Aunque no te voy a mentir, el 25% de los niños que huyen de Siria llegan a Afganistán e Irak.

Quizás te consuele saber que aquí, como allí también, queda gente con corazón. Como la periodista de la CNN, Kate Bolduan, que mientras contaba tu historia en televisión no pudo contener las lágrimas. O como los activistas de Proactiva Open Arms, que arriesgan su vida a diario en el Mediterráneo para auxiliar a los que como tú solo buscan vivir.

Para acabar me gustaría pedirte perdón por no rezarte. Pero es que creo que si Dios no os ha ayudado no la va hacer ya. Pongas el nombre que le pongas. Te pido perdón porque eres un “daño colateral” sin saber lo que es el odio, el racismo, los gobiernos, el poder y los intereses. Porque no sabes quién te ha bombardeado ni por qué lo ha hecho. Perdónanos por valorar más una muerte occidental que una en Oriente Medio. Por poder dormir cada noche, por acordarnos de que allí siguen muriendo personas solo cuando la catástrofe deja otra imagen demoledora como la tuya.