A Rita no la mataron los medios, si no su conciencia
- Adrià Huertas Vidal
- 26 nov 2016
- 2 Min. de lectura

Es trampa y de las gordas. De las que no te hace falta disimular. Decir que la muerte de la exalcaldesa de Valencia, Rita Barberá, es la consecuencia de la continua presión a la que era sometida por parte de los medios es mentir como un bellaco. La ‘alcaldesa de España’ -de esta España vuestra- estaba sometida a un pressing mediático por ser acusada de blanqueo de capitales enmarcado en la llamada ‘Operación Taula’. No podemos alzar a un personaje al escalón más alto de la esfera pública y después quejarnos de que es sometido a presiones, más aún si ha llegado a estar delante de un Tribunal Supremo defendiéndose. ¡Qué menos!
De las frases que más se han repetido en los bares cuando se produjo el desplante de Unidos Podemos en el minuto de silencio en el Congreso de los Diputados por la muerte de Rita fue: “Tse! Ante todo personas!” (con el brazo en un ángulo de 90º, el dedo erguido, las cejas arriba y la barbilla más todavía). A mi parecer, razón no les falta, puesto la decisión de Unidos Podemos de no participar en el minuto de silencio es por lo menos polémica. La formación que encabeza Pablo Iglesias siempre ha buscado diferenciarse del resto de las formaciones en el congreso con actuaciones cargadas de simbolismo, pero creo que en está ocasión no era oportuno.
Pero, por otro lado, también es trampa cuando los políticos del PP invitan a la reflexionar sobre ello a los diputados de Unidos Podemos escudándose en el “ante todo somos personas”, pidiendo un respeto por Rita Barberá más allá de su figura política. Pero en cambio, no dudan en utilizar su fallecimiento para acusar a los medios de linchar mediáticamente a una política acusada de corrupción. Incluso van más allá intentando modificar el pacto anticorrupción que los populares firmaron con Ciudadanos con la intención de “abrir una reflexión” colectiva sobre el trato a los imputados y la presunción de inocencia, ha advertido recientemente el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo.
La exalcaldesa se había enfrentado en el último año a tres causas judiciales: ‘Ritaleaks’, la Ley de Memoria Histórica y la ‘Operación Taula’. Rita ha muerto a causa de un infarto después de pasarse un año medicándose para no ahogarse en la mierda que ya le llegaba al cuello. Si el PP de verdad defendía en su caso la presunción de inocencia por qué la expulsaron del partido en el Senado. Máximo respeto siempre por la muerte de una persona, pero que quede claro que la muerte no convierte automáticamente a nadie en mártir. Ese mérito se gana en vida.
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