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Trump completa el hat-trick de la irracionalidad este año

  • Ricardo Serra Guardiola
  • 12 nov 2016
  • 2 Min. de lectura



Es difícil después unos días creer que todavía has de despertar de un sueño. Pero lo cierto es que ésta vez no es una pesadilla, es la realidad. La realidad de los próximos cuatro años de Estados Unidos y posiblemente de toda la humanidad.


No se puede negar que este cambio radical en la Casa Blanca tendrá consecuencias más o menos trascendentales. Las tendrá sobre la mayoría de los países de la faz de la tierra. No porque sea Donald Trump, sino porque él será el comandante en jefe del país más poderoso, económica y militarmente del planeta. No hay que olvidar que tendrá en unas pocas semanas los códigos del botón nuclear.


Es entendible que el pueblo estadounidense esté indignado con la situación económica de su país, la cada vez más amplia precariedad laboral y las consecuencias sociales que de ella se derivan. Es oportuno criticar a las élites del país dadas estas situaciones pero ¿A caso Donald Trump no forma parte de la élite económica?

Dados los resultados electorales, para los norteamericanos, la solución al problema es volver el pasado, al proteccionismo económico, a levantar muros, al carbón, petróleo y centrales nucleares. Esto último no es broma, Donald Trump no cree en el cambio climático. Los cimientos económicos y sociales del pasado por los cuales han llegado a esta situación, esa es la solución.


Veremos ahora de qué manera afecta a Europa y otras potencias aliadas de Estados Unidos la posible reconfiguración geopolítica y sobre todo las decisiones que tome la administración Trump respecto a la OTAN. Se prevé también un acercamiento en las relaciones con Rusia.

La respuesta electoral de los estadounidenses como ya pasó con el Brexit está alimentada por tendencias xenófobas y no sólo económica, como muchos intentan vender para esconder esa postura poco respetuosa con lo diferente, generando incluso respuestas agresivas en la calle y numerosos delitos de odio.

Estaremos pendientes de los efectos que tendrá esta oleada de populismo xenófobo, ya que en 2017 hay elecciones en Francia y Alemania, los dos estados vertebradores de la actual Unión Europea, y en ambos se está instaurando una extrema derecha cada vez con más voz.


Después del Brexit, del No al acuerdo de paz en Colombia y del triunfo del “Trumpismo”, la falta de argumentación racional a dichas decisiones concluye que es un voto de rechazo, de indignación. Se dice des de la extrema derecha y derecha radical que éstos resultados son un triunfo de la democracia, cuando realmente no creen en ella; y ya puestos a ejemplificar, el señor del bigote, llegó a ser Führer por culpa de las urnas. El objetivo de la democracia no debería ser poner a la tiranía al mando de ésta. Este 2016 la irracionalidad nos ha marcado a todos un hat-trick.

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