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La paz se retrasa en Colombia

  • Adrià Huertas Vidal
  • 4 oct 2016
  • 2 Min. de lectura

El proceso de paz que se está escribiendo en el libro de la historia de Colombia parece que va a tener que retrasar la publicación de su último capítulo. Después de más de 50 años de conflicto armado y 8 millones de víctimas, las FARC y el gobierno que preside José Manuel Santos consiguieron ponerle fin mediante 300 páginas de acuerdo de paz entre ambos bandos.

El pasado 2 de octubre la ciudadanía colombiana fue citada a las urnas para votar a favor o en contra de dicho acuerdo mediante un referéndum. Para sorpresa, una vez más, de lo que estipulaban los expertos, el pueblo colombiano decidió no apoyar el texto con el 50,21% de votos en contra frente al 49,78% que votó a favor.
José Manuel Santos era el principal defensor del acuerdo pero no consiguió el apoyo necesario para culminar el proceso de paz. Algunas medidas del acuerdo no acabaron de ser suficientes para muchos colombianos, que necesitan mucho más para votar a favor del perdón. Por ejemplo, una de las medidas que incluía el acuerdo era que los guerrilleros que admitiesen sus delitos no irían a la cárcel si no que estarían obligados a colaborar en trabajos sociales.

El defensor del ‘no’ al acuerdo era el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe, que obviamente celebró el resultado del referéndum. Durante la campaña del plebiscito, Uribe aseguró que si se votaba en contra del acuerdo, este se podría renegociar en una nueva negociación, cosa que tanto el Gobierno como las FARC desmintieron. Otro de los argumentos para rechazar el pacto fueron las continuas advertencias de Uribe sobre la posibilidad de que si los criminales pudieran acceder a cargos políticos para llevar a cabo sus objetivos si nos ingresaban en prisión.

Otro de los factores que explican el inesperado resultado es la localización geográfica de los partidarios y adversarios al acuerdo. Los votos que lo apoyaban proceden de los territorios menos céntricos del país, lugares donde el conflicto dejó más víctimas. Los votos en contra del acuerdo, en cambio, procedían de los lugares más céntricos de Colombia donde la guerrilla no ha causado tantos estragos. Aun así, la excepción fue la capital, Bogotá, que pese a estar en el centro del país la mayoría de sus habitantes votaron a favor del acuerdo.

Asimismo, el referéndum que parecía ser el último capítulo de un libro que narra más de 50 años de conflicto entre las FARC y el Gobierno colombiano no ha sido más que un final “Parte 1”. Quedará por ver si ambos bandos consiguen mejorar el acuerdo para un perdón del pueblo que resultó ser más caro de lo que Santos esperaba, o mantienen el texto actual por ahora insuficiente. De momento, tanto las FARC como el Gobierno mantienen su compromiso a mantener la paz en un país que no deja de sorprendernos.

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